viernes, 20 de marzo de 2009

Il Vetro Veneziano

El vidrio tiene un origen muy antiguo; desde luego, no lo inventaron los venecianos; aunque su producción aparece asociada a la ciudad casi desde sus orígenes, según sus cronistas.

¿Cómo se llegó a identificar Venecia con el vidrio? Venecia fue desde antiguo un puente entre Oriente y Occidente, consecuencia de sus intercambios comerciales. A partir del siglo XI, asimilan las técnicas más modernas de su elaboración y pronto superan a los mejores fabricantes de vidrio de su tiempo: egipcios y sirios.
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El acceso a materias primas de calidad, fruto del comercio y/o de sus propias posesiones en terra ferma, permitió rebasar a sus competidores. Pero, quizá, fue la creatividad de las formas lo que hizo más apreciadas las elaboraciones de sus maestri vetrai.


Después de 1291 la industria se desplaza y concentra en la isla de Murano, no sólo para evitar incendios pavorosos como el ocurrido el año anterior, que arrasó media ciudad, sino también – y cada vez más con el paso del tiempo- para tener vigilados a los operarios de esta industria que tenían prohibido ejercer su oficio fuera de los confines de de la República, con riesgo para su vida y familia si lo infringían.

Se cuenta la anécdota del emperador Federico III, que visitó Venecia en 1488 y a quien el Dux y el Senado le mostraron orgullosos un maravilloso vaso fiorito; el invitado no dudó en elogiar las cualidades del artista, pero – después y como sin querer- dejó caer el vidrio, que se rompió en mil pedazos. “Ay! ¿Qué ha sucedido? Ahí tenéis – dijo- en que aventajan los vasos de oro y de plata a los de vidrio; hasta los pedazos son buenos”.

A parte de retratar al invitado, la anécdota sirve para poner de manifiesto la fragilidad de esta industria, muy regulada y protegida por las leyes de la República, pero que iría perdiendo progresivamente importancia con la aparición, un siglo después, de el cristal y la aplicación de teorías mercantilistas por las potencias rivales, que gravaban la importación de productos de lujo extranjeros e intentaban sustituirlos por los de fabricación nacional.
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Con todo, de las industrias tradicionales, es la que mejor subsiste en la actualidad. Y de ello se pueden ver buenos ejemplos por toda la ciudad, no sólo en Murano. Il mássimo – como dicen los italianos- es Pauly&Co., que tiene una tienda situada bajo los soportales de S.Marco, entrando a la plaza por Strada Nuova; sus vitrinas son espectaculares y no sólo por sus provocadores diseños … también por sus precios astronómicos.

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